BOLSILLOS VACÍOS, ESTÓMAGOS HAMBRIENTOS EN GAZA

Rami Almeghari
IMEMC

Comida para todos en el mundo es una forma de sobrevivir, de mantenerse vivo y tener una vida sana y normal. Pero en Palestina, la comida se ha convertido en algo difícil de comprar, ya que almacenes y supermercados no han podido mantener las deudas contraídas con sus clientes locales.

Debido al retraso forzado en el pago de los salarios para más de 140.000 empleados gubernamentales, tanto en la Franja de Gaza como en Cisjordania, los clientes no han podido pagar sus deudas en los supermercados.

En el Campo de Refugiados de Nuseirat, donde habita una población de más de 80.000 hombres, mujeres y niños, tanto los almacenes como los clientes han comenzado a quejarse de la creciente crisis financiera resultado de tal retraso.
En el ‘Happy Land Center’, uno de los dos más grandes supermercados en Nuseirat, cuyo dueño es el Sr. Abu Amer Abu Yousef, de 47 años de edad, las condiciones hablan por si mismas: “Antes del retraso en los salarios de los funcionarios, el negocio marchaba relativamente bien, pero ahora está peor”, dice Abu Amer.

“la mayoría de los clientes han apretado sus cinturones, comprando sólo cosas necesarias como azúcar, te, aceite y frijoles, y han prescindido de otras menos importantes como las galletas”.

“Desde que mis clientes han comenzado a comprar tan pocas cosas en las últimas dos semanas, yo he vacilado en traer un nuevo envío de productos. Yo he permitido que mis clientes contraigan algunas deudas, y no los he forzado a pagarlas, ya que sé que ahora no tienen el dinero para hacerlo. Pero ahora, los vendedores exigen sus pagos, y yo no sé que hacer. Me da vergüenza decirles que no puedo pagarles, ya que he estado vendiendo productos al crédito en mi almacén, y mis clientes no me han podido pagar aún.” Abu Amer agrega que ya ha tenido que despedir a tres de sus seis empleados, ya que no puede cubrir sus gastos.

“Algunos personas me han pedido dinero, ya que no cuentan con el dinero suficiente para cubrir sus necesidades básicas, principalmente transporte, y me siento obligado de darles el dinero, ya que ellos son mis clientes, que siempre fueron muy responsables en pagarme y ayudarme en mantener mi negocio. Pero eso era cuando ellos recibían sus salarios.”
En una hora, durante la tarde, normalmente una hora donde todos salen de compras, sólo dos clientes entran al supermercado; uno compra una caja de cigarrillos, mientras el otro compra una lata de Pepsi y se sienta a conversar, ya que es amigo de Abu Amer.

Al preguntarle acerca de su reacción frente a la actual situación, un tercer cliente, quien trabaja para la Municipalidad de Nuseirat, dice que el dejaría de ir a trabajar, pero que no se puede mantener sin dinero. Él le debe a Abu Amer 300 Nuevos Shekels (NIS), cerca de $70 dólares.

En el mayor supermercado de Nuseirat (Abu Dalal Brothers’ Supermarket), cuyo dueño es Hatem Abu Dala, de 35 años de edad, el número de clientes era mayor que en Happy Land Center’s, sin embargo, sentándose junto a Hatem uno tiene una idea de la real situación: entre los 10 clientes que entraron en una hora, solo tres pagaron en efectivo.

“Las deudas han aumentado y no somos capaces de pagar a nuestros vendedores; nuestras ventas se han reducido a la mitad a lo que eran antes de la crisis – un asunto que nos avergüenza, tanto frente a nuestros clientes como nuestros proveedores.”

Los productos exhibidos en las vidrieras de la tienda – chocolate importado de Europa y otros artículos de lujo – no se han vendido durante todo este tiempo.

”Tengo nueve empleados”, dice Hatem, “Sólo tres de ellos están realmente trabajando ahora, mientras que los otros no están trabajando, no estoy en condiciones de poder pagarles. Si la situación se mantiene de esta forma, tendré que cerrar mi tienda y declararme en banca rota en un período de dos meses”.

Mientras Hatem hablaba, su empleado Ahmad Awad, de 22 años, se encontraba jugando con su teléfono móvil en una de las esquinas del supermercado, sólo matando el tiempo.

Hatem confirma que el solía darle a sus empleados un sueldo promedio mensual de NIS 1000 (cerca de $200), sin embargo, él está considerando ahora reducir su personal a la mitad.

Hussam Nafez, un policía local de 30 años, llegó al supermercado para comprar algunos productos a crédito. Él dice, “mis gastos se han reducido al mínimo: ya no hay visitas a familiares, ya no compro productos extraños, sólo las necesidades básicas – con ningún salario en el horizonte, ¿qué otra alternativa tengo?”.

”Aquellos responsables por el retraso en nuestros salarios son los americanos, los europeos y los árabes. ¿No es, acaso, la democracia [refiriéndose a la elección de Hamas el pasado enero] que ellos querían para nosotros, por qué entonces ellos castigan a todo un pueblo por su elección?”. Con esta pregunta, tanto Hatem Abu Dalal como su cliente Hussam terminaron su discusión.

Los mayores donantes internacionales de ayuda para el pueblo palestino, los Estados Unidos y la Unión Europea, han cortado recientemente la ayuda a los palestinos, exigiendo al recién electo gobierno de Hamas que reconozca el derecho de Israel a existir y renuncie a la violencia contra Israel.

Karen Koning Abu Zyad, comisionado general de Agencia de Ayuda para los Refugiados Palestinos de Naciones Unidad, conocida como UNRWA, ha señalado “los países donantes que decidan cortar la ayuda al gobierno de Hamas deberán asumir las consecuencias de su decisión sobre las condiciones humanitarias en Gaza y en Cisjordania, donde viven un total de 3.8 millones de palestinos”.